Madrugamos para salir a las 8:00 camino de Cercedilla para hacer la Ruta de los Miradores. Allí, aparcamos cerca de la estación de Renfe. Como somos un poco novatos en el tema del senderismo, la ruta que habíamos elegido, de entre la multitud de ellas que hay en la página wikiloc, la llevábamos cargada en un programa gps del móvil y en un ciclocomputador gps sin mapas. Aquí cometimos nuestro primer error, ya que en lugar de cargar la ruta oficial, sin saberlo, lo hicimos con una ruta que iba al mismo destino que escogimos, pero por caminos diferentes, por lo que nada más empezar a andar, el gps ya estaba loco sin saber mandarnos a donde empezaba la ruta.
Comenzamos a andar, y poco a poco, y siguiendo las indicaciones de senderistas que nos íbamos encontrando, logramos encontrar la ruta que llevábamos en los gps, aunque no la oficial, ya que nos era imposible encontrar las señales de color naranja que marcan esta ruta.
Poco a poco fuímos ascendiendo por una zona muy bonita, rodeados todo el tiempo de árboles y vegetación, con alguna que otra pérdida en el recorrido, pero a la vez muy dura, con un sendero lleno de piedra suelta y con pendientes que a veces superaban el 40%.
Por fin, tras un largo ascenso, que cada uno subió a su
ritmo, llegamos a los miradores. El primero de ellos el de Luis Rosales, con
unas vistas preciosas y con detalles muy bonitos como frases del escritor
talladas en la roca o un agujero en la piedra con libros del mismo escritor
para leer mientras se admira el paisaje y cuadernos para dejar una dedicatoria.
Tras un breve descanso y reponer fuerzas, continuamos hasta
el mirador de Vicente Aleixandre.
Y aquí es donde realmente encontramos el recorrido oficial de la ruta, con las señales marcadas en naranja. Decidimos hacer la segunda parte del recorrido, en sentido contrario a lo que es la primera parte de la ruta oficial. Esta parte es casi toda en descenso, igualmente bonita, por un sendero ancho, con mucha piedra suelta que origina algún resbalón, pinos altísimos y rectos, otros senderistas que apenas habíamos visto hasta ese momento. Y así llegamos al punto que supone el comienzo de la ruta, que está a más de 3 km de donde hemos dejado los coches, por lo que nos toca volver andando hasta ese punto, algo fatigados pero muy contentos, pero pasando por sitios muy bonitos como un resto de calzada romana y al llegar a los coches, terminamos la jornada comiéndonos un bocadillo que nos sabe a gloria, en un lavadero reformado, muy confortable.
Y aquí es donde realmente encontramos el recorrido oficial de la ruta, con las señales marcadas en naranja. Decidimos hacer la segunda parte del recorrido, en sentido contrario a lo que es la primera parte de la ruta oficial. Esta parte es casi toda en descenso, igualmente bonita, por un sendero ancho, con mucha piedra suelta que origina algún resbalón, pinos altísimos y rectos, otros senderistas que apenas habíamos visto hasta ese momento. Y así llegamos al punto que supone el comienzo de la ruta, que está a más de 3 km de donde hemos dejado los coches, por lo que nos toca volver andando hasta ese punto, algo fatigados pero muy contentos, pero pasando por sitios muy bonitos como un resto de calzada romana y al llegar a los coches, terminamos la jornada comiéndonos un bocadillo que nos sabe a gloria, en un lavadero reformado, muy confortable.
A pesar de que el número de viandantes no fue muy alto, nos
dejó un muy buen sabor de boca a todos los asistentes, y nada más acabar, ya
estábamos pensando en hacer la siguiente lo antes posible. Casi seguro que ha
sido el punto de partida de una actividad que realizaremos más a menudo y con
mayor número de participantes, y con el tiempo será un clásico de Amuval. Así
que los que os lo perdisteis, no faltéis a la siguiente!!!.
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